Nos remontamos a los años 50, en Torrevieja, Alicante. Joan Martí con tan solo 13 años ya trasteaba por el taller de su padre, dónde empezaron haciendo ruedas de carro, barcas y finalmente muebles.
El año 1963, la familia Martí se traslada a Roses, en pleno corazón de la Costa Brava, dónde ya con 23 años, Joan Martí continua trabajando para un taller de carpintería del pueblo.
A los 28 años, una mañana un vecino aparece por el taller y dice que vende una casa con un amplio almacén debajo, Joan ve en aquella oferta una oportunidad para ponerse por su cuenta juntamente con su hermano pequeño Francisco.
Así es cómo en 1969 nace de la mano de los dos hermanos, Fusteria Martí.
“Mi padre nos dijo que estábamos locos, que éramos un culo de mal asiento. Aún así, él fue el primero en creer en nosotros, comprándonos nuestras dos primeras máquinas, una planeadora y una regruesadora, que justo hace sólo unos pocos años que cambiamos”.